sábado, 9 de julio de 2011

EL ROSTRO DE SALAI

El cuadro de la parte alta de lado izquierdo no necesitaría presentación, todo mundo al menos la conoce como La Gioconda o la Monna Lisa, y hasta los que de arte no saben nada, si les preguntan de quién es, dirán: LEONARDO DA VINCI.

Y si, la pintó él, y no por encargo de ningún notario rico, sino que a los 50 años decidió comenzar con una obra, que nunca terminó.

El tenía una misteriosa obsesión: su propio rostro y el de los demás. 

Era el tercer año del siglo XVI, cuando comenzó a trazar lo que sería la distribución técnica del cuadro sobre un trozo de madera de álamo que el mísmo había tratado con sus secretos menjurjes.

Para entonces, el vivía con Il Salaio de tiempo completo, y desde que llegó a su vida dos años antes del "descubrimiento de América", fue su muso y cuanto cuadro pintaba, incluía sus rasgos que eran muy bellos. Y por supuesto estarían incluidos en su cuadro.

A Gian Giacomo Caprotti da Oreno lo había empezado a tratar después de que le fue entregado por su madre, del mismo nombre que la suya, para que lo cuidara de por vida, cuando tenía casi 12 años y ya era un Adonis.  Y así lo hizo hasta que murió en sus brazos, no los del rey francés, como se lo imaginó Ingres siglos después.

Cuando comenzó a pintar el retrato más famoso y misterioso del mundo coincidió con su partida inesperada de Milán, porque su mecenas y protector, el tremendo Ludovico Il Moro, había perdido el Milanesado en manos de los franceses, y junto con Salai, partieron hacia Venecia, y de su paso por los Alpes, obtuvo los paisajes y las perspectivas del paisaje que está en el fondo del cuadro, y cuyo centro cubre el busto y rostro de la señora que, para los empecinados en seguirle el juego a Giorgio Vassari, fue Lisa Gherardini, que "estaba enbarazada" y que "Mientras la retrataba, tenía gente cantando o tocando, y bufones que la hacían estar alegre, para rehuir esa melancolía que se suele dar en la pintura de retratos".

En ese lapso los españoles conquistaron el reino de Nápoles, encontraron las islas Bermudas y las Caimán, y fundaron la Casa de contratación de Sevilla para contrololar todo lo controlable en tierras que ya empezaban a llamarse "América".

Mientras, el papado había estrenado dos papas en menos de un año (el primero seguramente tomó "tecito antes de morir" al mes de ser nombrado pontífice). ¡Ah!. y hacia fin de ese 1503, habría de nacer Nostradamus.

Tres años después ya la había casi concluido pues casi todos los días trabajaba en ella; y junto con su joven asistente, no volvió a separarse nunca de este cuadro, que lo heredó Salai, quien a su vez se lo vendió al rey francés.

Por supuesto, al mismo tiempo, ya establecido en la ciudad de los canales, los dogos y los casanovas se dedicó a seguir inventando cosas como las escafandras, diseñando obras de ingeniería hidráulica y tambíen concibiendo puentes  como uno que uniera Europa con Asia a través del Bósforo.

Y como no dejó nunca de pintar ni de dibujar ni de escribir, por esas fecha presentó al público el mejor retrato de su protegido en la personalidad de San Juan Bautista, que fue un éxito público de inmediato, y había colas para poderlo ver.

Aunque su cuadrito más querido no era conocido.

El misterio y la historia particular de este cuadro que retrata a una mujer cachetona y poco agraciada, lo dejamos para otro blog.

El cuadro más protegido del mundo, tal cual se encuentra
en el Museo de Louvre de Paris
Foto Aviel Guerra
18 de Septiembre de 2003

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